20 de diciembre de 2009

Coro navideño

Llego tarde. Otra vez. El concierto está a punto de terminar. Otra vez. El pequeño coro inicia la última obra del programa. No es un gran coro, apenas llegan a la veintena, aunque no por ello dejan de inundar la pequeña sala. Una soprano comienza un solo en la primera estrofa. Tiene un timbre dulce, aterciopelado, pero con potencia para hacer que se nos ponga el pelo de punta. Tengo que saber quién es. Me abro paso entre la atenta audiencia mientras el coro crece para llegar al estribillo. Aún sin estar en solo, la soprano sigue liderando el coro. Avanzo hasta llegar a la primera fila como si volara entre los ángeles. Por fín la veo. Un foco ilumina su frágil silueta. Sus grandes ojos marrones, destacando sobre su niveo rostro, me tienen atrapado. Sus delicados rasgos transmiten una sensación de paz. Con el último ritardando, cierro los ojos para capturar el momento. Todavía no se han extingido el úlitmo acorde del coro, pero el público ya está en pie ovacionando la actuación. Al volver a abrir los ojos, ella ha desaparecido...

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