15 de agosto de 2009

Recordando (II)

Caminamos por las calles del centro de la ciudad mientras una fina lluvia empieza a caer. Aunque vamos uno al lado de otro, cada uno camina sumido en sus pensamientos. Aún no me acabo de creer lo que ha pasado. Hace apenas una hora estaba en mi habitación intentado evitar coger el teléfono, y ahora estoy aquí. Sin saber ni que pensar ni que hacer. ¿Cómo te puede cambiar todo tan rápido? Todo en lo que has creído, en lo que has pensado, la diferencia entre lo que está bien y lo que esta mal...todo... Pero lo mejor será remontarse un par de años antes...

.....

¿Quién me iba a decir hace dos años, que todo cambíaria tan rápido? En el colegio deberían de enseñartelo: Nunca te acostumbres, nunca caigas en la rutina, porque cuando menos te lo esperes alguien te despertará y te darás cuenta de donde estás. Y será en ese momento cuando tendrás que demostrar lo que has aprendido.

Recuerdo que era un sabado muy caluroso de primavera.Aún no habíamos empezado con el estres de los exámenes. Por aquel entonces yo aún llevaba el pelo largo y me consideraba uno más de la pandilla. Ni el guapo, ni el listo, ni el fuerte, ni el tonto...sólo uno más. Te ví cuando salimos del Molinucu...

¡Qué mítico! Aquellas tardes de torneos del hijo puta, aquellas sesiones de fotos, aquel calimocho especial, que sabia como ninguno... Creo que ese sabado había bebido demasiado de ese calimocho, o tal vez el ajetreo que por aquella época solía llevar conmigo no me había dejado comer... No se, sólo se que te ví. Levantaste los ojos y me viste. Nuestras miradas se cruzaron durante un largo tiempo. De repente un relámpago plateado se fijó en mi retina. Instintivamente salté hacia tí, pero ya era tarde...

Entonces todo mi mundo giró como nunca lo había hecho

No hay comentarios:

Publicar un comentario