25 de junio de 2010

Tarde. Muy tarde (I)

Aún tenía el pelo húmedo cuando salió del baño a la carrera. Apenas tuvo tiempo a mirar lo primero que encontró en el armario y vestirse, llegaba tarde. Muy tarde. Sin abrocharse las gastadas Converse salió con lo puesto. Mientras esperaba al viejo ascensor llegara le dió tiempo a chequear la mochila. Aún no sabía como el móvil le podía haber vendido de esa forma y menos a pocos de días de algo tan importante. Y, por más que corría, llegaba tarde. Al llegar frente a la estación aminoró el ritmo al ver que aún no estaba su amigo esperando. Al agacharse para atarse, su amigo abrió la puerta.

-Ya creí que no venías y que nos quedaríamos durmiendo. Vamos, que todavía tenemos posibilidades de llegar a coger el de menos cinco.

Pasaron la tarjeta por el torno y se sentaron a esperar el cercanías. No había mucha gente en el andén. Era demasiado pronto para que los estudiantes salieran de casa. Y mucho más teniendo en cuenta que las notas finales ya  habían sido publicadas. El tren, como no podía ser de otra forma, llego puntual. No hablaron mucho durante el viaje, ya no había más que hablar. Se respiraba la tensión en el ambiente y ya era tarde para poder cambiarlo.

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